Propuestas para afrontar el próximo curso ante el COVID-19

publicado por educare

Para que la educación continúe y sea efectiva ante un rebrote de la pandemia hay que desarrollar planes de contingencia y reforzar la formación del profesorado, según la OCDE y la Universidad de Harvard

Los sistemas educativos y los docentes de 59 países del mundo han demostrado una notable capacidad de resiliencia, flexibilidad y compromiso con la educación al desarrollar en tiempo récord estrategias para poder continuar con la enseñanza-aprendizaje durante la pandemia. Así lo asegura en sus conclusiones el estudio Schooling disrupted, schooling rethought. How the COVID-19 pandemic is changing education.

Elaborado recientemente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Universidad de Harvard, el informe analiza cómo han respondido los sistemas educativos a la crisis sanitaria a partir del cierre de los centros y cómo se ha realizado la reapertura de las escuelas en el desconfinamiento, y plantea algunas recomendaciones para desarrollar el próximo curso escolar.

Si bien el estudio reconoce el trabajo que han realizado los docentes para continuar con la enseñanza-aprendizaje de su alumnado, también destaca que se han presentado desigualdades entre algunos estudiantes por la falta de acceso y de competencias para seguir una educación a distancia. Asimismo, afirma que la crisis del coronavirus está transformando la educación y que la enseñanza-aprendizaje semipresencial tendrá que fortalecerse y generalizarse.

A partir de los resultados del informe, los autores proponen algunas sugerencias para que los gobiernos y los centros educativos y de formación planifiquen y desarrollen el curso 2020-2021, cuando aún no existe una vacuna para el COVID-19 y la educación con virus o sin él tiene que continuar. Estas son algunas de las medidas que ambas entidades sugieren…

Medidas para asegurar la continuidad de la educación en el curso 2020-2021

 

1. Prepararse para dar una respuesta dinámica por si surge un rebrote

Tanto las escuelas, como las administraciones educativas locales y los estados deberán desarrollar estrategias dinámicas de continuidad educativa que se ajusten rápidamente a las diferentes situaciones que se puedan presentar. Esto incluye el diseño de estrategias para ofrecer retroalimentación y acompañamiento al alumnado, sus familias, a los docentes y a las sociedades que los rodean.

2. Aprender de la primera etapa de la pandemia y desarrollar planes de contingencia

Es necesario analizar cómo se ha desarrollado la educación durante la pandemia y determinar los aciertos y errores que se han presentado. A partir de este análisis, tanto los gobiernos como cada centro educativo debe elaborar un plan de contingencia para el año escolar 2020-2021.

Este plan debe desarrollarse con el objetivo de garantizar la educación para todos los estudiantes y que estos sigan aprendiendo de forma remota porque, hasta que haya una vacuna, existe la posibilidad de que los centros educativos tengan que volver a cerrar, y hay que estar preparados.

3. Desarrollar protocolos para implantar las medidas sanitarias en las escuelas

Los centros educativos y de formación deben establecer protocolos que garanticen que las medidas sanitarias instauradas por las autoridades de salud pública sean implementadas de manera efectiva. Esto requerirá un proceso de diseño, que tendrá que realizarse en base a las condiciones y necesidades particulares de cada centro.

Además, se tendrá que formar al personal docente, los estudiantes y sus familias para que lleven a cabo adecuadamente estas medidas sanitarias (uso de mascarillas, lavado de manos frecuente, distanciamiento social, etc.) y sepan cómo hacer frente al virus.

4. Crear un sistema efectivo de enseñanza-aprendizaje a distancia

El estudio señala que durante el confinamiento muchos países han registrado deficiencias y desigualdades en el acceso a la tecnología y las competencias para la enseñanza-aprendizaje en línea. Por tanto, resulta prioritario abordar estas carencias para afrontar el próximo curso, tanto desde los gobiernos como desde la comunidad educativa, no solo porque es indispensable tener listo un Plan B por si surge un rebrote, “sino también porque es esencial para ayudar a los estudiantes a desarrollar las habilidades que necesitan para afrontar el mañana”.

Para crear un sistema efectivo de enseñanza aprendizaje a distancia los roles de cada miembro de la comunidad educativa tienen que cambiar, según el informe. Los docentes deben considerarse como “socorristas” de la educación, las familias necesitarán su apoyo para tener un rol más activo en la enseñanza-aprendizaje de sus hijos e hijas, y los propios estudiantes deben reinventarse para ser cada vez más autónomos y responsables de su propio aprendizaje.

5. Mantener y fortalecer el ecosistema de enseñanza-aprendizaje creado durante la pandemia

La educación durante el confinamiento se ha realizado en la medida en que la enseñanza-aprendizaje remota ha sido posible y los hogares de los estudiantes estaban preparados para servir como entornos educativos. Para lograrlo, los sistemas educativos han requerido nuevas alianzas y asociaciones, por ejemplo, con empresas de tecnología y telecomunicaciones, o con estaciones de radio y televisión. Por ello, los autores del informe recomiendan que este “ecosistema educativo ampliado” no desaparezca, sino que se mantenga y se fortalezca.

6. Sostener y profundizar el desarrollo profesional docente

La continuidad educativa ha sido posible gracias a que los sistemas de formación docente y colaboración entre el profesorado se han desarrollado rápidamente para proporcionarle conocimientos y habilidades que necesitaba tanto para adoptar nuevas pedagogías, como para apoyar a los estudiantes y sus familias durante la pandemia, según el estudio. Por ello, se recomienda que el desarrollo profesional continuo de los docentes se integre más en la organización de su trabajo educativo.

7. Desarrollar en los centros educativos la enseñanza-aprendizaje semipresencial

El estudio señala que la posibilidad de que el tiempo de enseñanza-aprendizaje permanezca en línea el próximo curso escolar es alta, por lo que es necesario que los centros educativos adopten un enfoque pedagógico semipresencial. Para ello es necesario integrar de forma creativa los espacios, el tiempo, las personas y las tecnologías en un ecosistema de aprendizaje diferente al que se tenía antes de la pandemia.

8. Evaluar las necesidades y resultados de los estudiantes

El próximo curso escolar será necesario evaluar dónde están los estudiantes académicamente y cuáles son sus necesidades emocionales, ya que muchos de ellos pueden haber experimentado traumas por el impacto de la pandemia en su vida personal y familiar, apunta la OCDE. Esta evaluación debe tener especialmente en cuenta a los estudiantes más vulnerables y poco comprometidos con el trabajo escolar durante el confinamiento. “Será esencial desarrollar estrategias individualizadas para retener la participación de esos estudiantes y sus familias”, recomienda el informe.

9. Recuperar la pérdida de aprendizaje adelantando el inicio del próximo curso

El estudio evidencia que, durante el confinamiento, la mayoría de los estudiantes no han podido aprender lo que el plan de estudios recomendaba que aprendieran. Por ello recomienda recuperar la pérdida de la enseñanza-aprendizaje creando oportunidades de aprendizaje “ampliadas”, como podría ser adelantar el inicio del próximo curso escolar una o dos semanas. Además, propone que cuando la disponibilidad de los recursos docentes lo permita, sería necesario extender la duración del día escolar o continuar la enseñanza-aprendizaje durante el verano u otras vacaciones escolares.

10. Reequilibrar el currículum

El currículum educativo tendrá que transformarse y “equilibrarse”, según el estudio. Las prioridades educativas para el próximo curso deben responder a las necesidades de los estudiantes “y a las diferentes condiciones en las que será necesario enseñar, ya sea en los entornos escolares modificados a partir de las medidas sanitarias, y en el hogar del alumnado y el ecosistema de aprendizaje ampliado que será esencial para sostener la educación”.

El ejercicio de reequilibrar el plan de estudios debe comenzar con una visión completa las competencias esenciales que los estudiantes necesitan, incluidos los aspectos cognitivos, sociales y emocionales. El aprendizaje en las condiciones creadas por la pandemia ha creado nuevas necesidades emocionales que deben abordarse, apunta el estudio. Y en cuanto a las habilidades sociales esenciales que normalmente los estudiantes adquieren colaborando con sus compañeros presencialmente, ahora tendrán que cultivarse y desarrollarse a través de otros medios y enfoques combinados. Por ello es prioritario que los centros desarrollen una infraestructura efectiva que permita la colaboración en línea.

11. Desarrollar un sistema de comunicación más efectivo entre la comunidad educativa

Los centros educativos y de formación deben desarrollar un sistema de comunicación más efectivo entre todos los miembros de la comunidad educativa, ya que este es esencial para garantizar la educación en tiempos de coronavirus. “Un sistema de comunicación efectivo, que incluye oportunidades de retroalimentación de múltiples grupos, es un pilar clave de la implementación de una estrategia de continuidad educativa”, asegura el estudio.

Es necesario entonces crear más oportunidades para escuchar la voz de los estudiantes y evaluar su experiencia. También es esencial crear oportunidades para consultar a las familias sobre qué tipo de educación prefieren para sus hijos e hijas, ya que conocen mejor sus circunstancias.

12. Desarrollar capacidades para liderar y apoyar la innovación educativa

La continuidad de la educación durante la pandemia ha traído consigo la necesidad de un nuevo liderazgo educativo, que sepa construir colaboraciones entre los actores del sector público y privado, que se comprometa con sus pares para movilizar rápidamente el conocimiento, y que apoye y fomente la innovación, la colaboración y la flexibilidad necesarias para mantener las oportunidades educativas. Las asociaciones de directores, las facultades de educación en universidades y organizaciones que se centran en el desarrollo profesional “pueden desempeñar un papel fundamental en la creación de la infraestructura de liderazgo futuro”.

13. Apoyar la innovación

La continuidad educativa durante la primera fase de la pandemia ha sido el resultado de la innovación que han demostrado los docentes como los estudiantes, docentes, familias, sociedad civil y líderes educativos para adaptarse a la situación. La innovación y la creatividad seguirán siendo activos críticos para enfrentar los desafíos que requerirá mantener la educación en el próximo curso. Los sistemas educativos y las escuelas pueden y deben apoyar la innovación continua para afrontar los desafíos de un nuevo curso escolar con una pandemia que aún no acaba, afirma el informe.

14. Movilizar recursos para la educación

El estudio aboga por que los gobiernos den prioridad a la educación y movilicen recursos para afrontar el próximo curso escolar en las condiciones que deja la crisis sanitaria. “La educación debe ser una prioridad como inversión durante las secuelas inmediatas a la pandemia. En particular, si las respuestas educativas a la crisis sanitaria implican el rediseño de un sistema educativo más eficaz, los recursos financieros serán esenciales”, según el estudio.

 

Fuente: educaweb