Los retos de la orientación en un curso marcado por el COVID-19

publicado por educare

Representantes de entidades profesionales, investigadores y profesionales de la orientación anticipan un curso complicado donde la comunicación y participación de todos los agentes afectados resultará fundamental para el éxito escolar y social

 

El curso escolar 2020-2021 se avecina incierto, complejo, poco halagüeño o simple y llanamente como una “ruleta rusa”. Son algunos de los calificativos que emplean los representantes de entidades profesionales, investigadores y profesionales de la orientación consultados por Educaweb para analizar los retos del nuevo periodo lectivo desde el punto de vista de la orientación en general, y de la orientación académica y profesional en particular.

El COVID-19 ha cambiado totalmente la forma de ver la tradicional vuelta al cole que ya ha comenzado en algunas comunidades autónomas. El desafío de garantizar la salud física y mental de toda la comunidad educativa se ha convertido en prioritario y este se hace complicado en las “actividades de acción tutorial”, en las que siempre ha sido necesario el contacto presencial entre el alumnado, señala Ana Cobos, presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE).

Pilar Calvo Pascual, coordinadora de la división de Psicología Educativa en el Consejo General de la Psicología, explica que la incertidumbre vivida durante la pandemia ha generado, tanto en adultos como niños y jóvenes, “estados de ansiedad, miedos, rabia, tristeza, depresión, desmotivación. En muchos casos, esas experiencias emocionales no se han elaborado y están teniendo su efecto. En estos momentos, la incertidumbre ante la vuelta a las clases es mayor y, por tanto, las vivencias emocionales experimentadas anteriormente pueden incrementarse, y con ello, la sensación de pérdida de control, de inseguridad, de miedo, de ansiedad y apatía”.

De hecho, la incertidumbre es el primer desafío para Enrique Castillejo y Gómez, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Pedagogos y Psicopedagogos, quien se muestra algo más pesimista a la hora de afrontar el curso: “La orientación educativa necesita de un seguimiento permanente del alumnado, de todos los alumnos, y eso significa obtener información del profesorado, familia y del propio alumno. Todo este trabajo se ha venido realizando con una dotación de personal, las famosas ratio, ridículas. Con este panorama actual, el esfuerzo va a ser titánico, casi inasumible”.

Además, los estados anímicos y emocionales generados por el coronavirus se agudizan en el caso de la población en riesgo de exclusión social, advierte Pilar Figuera, investigadora y coordinadora del grupo de investigación sobre Transiciones Académicas y Laborales (TRALS) de la Universitat de Barcelona. Figuera recuerda cómo algunos estudiantes tuvieron que abandonar sus estudios por problemas económicos en la crisis de 2008 y considera que, de no tomar medidas, “una parte de la sociedad puede ver truncadas sus expectativas de futuro, y emerger problemas de culpabilidad y estrés en las familias”.

En línea con lo anterior, Mónica Diz Besada, orientadora educativa de Educación Secundaria, concreta algunas de las tareas que deberán ejercer los profesionales de la orientación para superar el desafío de ejercer un “liderazgo pedagógico efectivo” para toda la comunidad educativa, como acompañar y asesorar a los equipos directivos en la reorganización de la escuela adaptada al COVID-19  o desarrollar “planes de acompañamiento socioemocional para el alumnado y que estos sean implementados de forma transversal por todo el profesorado, no solo por los tutores”.

En este sentido, la vocal del Consejo General de la Psicología menciona la importancia de crear un Plan de Acogida del Alumnado. “Después de llevar seis meses sin estar en las aulas, de haber dejado las actividades y relación con los/as compañeros/as de una manera drástica, después de haber tenido familiares enfermos, después de haber perdido algún ser querido, hay que crear dinámicas en las cuales pueda trabajarse sobre la situación emocional vivida”. Para facilitar la asimilación de lo vivido y prevenir el malestar futuro, Pilar Calvo recomienda organizar acciones grupales desde el primer momento y administrar un cuestionario para evaluar el nivel de afectación emocional e identificar al alumnado que necesita intervención especializada.

Avanzar hacia la educación online y evitar el abandono escolar, otros retos importantes

Además de contener la expansión de la pandemia, los especialistas consultados mencionan el reto de asesorar a los equipos docentes en la innovación metodológica que requiere la enseñanza online o semipresencial, como apuntan Ana Cobos y la autora del blog monicadizorienta.blogspot.com

En relación con la tecnología, Pilar Calvo añade la necesidad de formar a las familias sobre la posible dependencia de las redes sociales por parte del alumnado, la sobreexposición a los juegos online y la gestión del tiempo en el mundo virtual en general.

Otro desafío importante que se repite con cierta frecuencia es el de detectar las necesidades de los estudiantes para fomentar la motivación y prevenir el abandono escolar. De hecho, se aprecia como urgente que los alumnos y alumnas asuman una mayor responsabilidad de su aprendizaje, para lo que se necesita, en palabras de Mónica Diz, formarlos en “estrategias de aprendizaje autónomo y de autoorientación”.

Comunicación y profesionalización de la orientación, claves para superar los desafíos que conlleva el coronavirus

A la hora de buscar soluciones para superar los obstáculos planteados por el COVID-19, la comunicación aparece como una herramienta imprescindible para garantizar la educación y formación de los más jóvenes. Reuniones entre equipo directivo y profesorado, entre profesorado y especialistas de la Pedagogía, Psicopedagogía y Psicología, y canales de comunicación entre profesorado y familias, son ejemplos que se repiten entre casi todos los consultados.

La colaboración entre los propios profesionales de la orientación es otro aspecto destacado por la investigadora Pilar Figuera, quien considera que “el trabajo en red es sin duda un mecanismo fundamental que permitirá compartir recursos y buenas prácticas, y facilitará compartir situaciones de estrés y su resolución”.

La orientadora educativa Mónica Diz también va un poco más allá y recuerda la importancia de la coordinación “con todos los organismos de la zona próxima a los centros educativos en una línea colaborativa, para detectar y responder sistémicamente a cualquier situación problemática”.

De hecho, al preguntarles si consideran que se han tomado las medidas adecuadas en el momento oportuno, la mayoría considera que la actuación de las administraciones ha dejado mucho que desear, frente a la implicación de la comunidad educativa en la gestión de la pandemia.

La autora del blog de orientación se muestra especialmente crítica y explica su caso concreto: “Los centros hemos estado esperando hasta el último momento a que se publicasen protocolos definitivos y organizando las insuficientes medidas de protección, y lo hemos hecho de forma aislada y con los recursos propios. Siguen faltando recursos humanos y materiales para hacer frente a la pandemia en los centros y los departamentos de orientación siguen tan desasistidos como siempre, o más. En mi caso particular solicitamos a la administración un profesional más de pedagogía terapéutica y la respuesta fue el recorte de una de las profesionales que ya teníamos. Es incomprensible”.

El presidente del Consejo General de Pedagogos y Psicopedagogos de España se suma a las críticas y apunta una posible causa:  “No se han tomado medidas ni tan siquiera paliativas. Y no será porque no lo intentamos. Desde el Consejo hablamos con gobierno, partidos políticos, diferentes administraciones desde los diferentes colegios oficiales autonómicos. Pero cuesta mucho entenderse con un interlocutor que desconoce qué es y qué importancia tiene la orientación. Me temo que, en España, esto de la orientación, como discurso, les funciona, pero realmente no le prestan atención porque no debe importar demasiado”.

Tal vez por ello los representantes de las diferentes entidades que incluyen orientadores y orientadoras en su seno reiteran la importancia de profesionalizar la orientación y aumentar la ratio de orientador por alumno.

Mientras tanto, los profesionales de la orientación académica y profesional deberán afrontar el día a día del curso 2020-2021 de la mejor manera posible y, en la medida de sus posibilidades, aprovechar la “oportunidad histórica de reflexionar sobre el modelo de sociedad que queremos y avanzar hacia su logro“, tal y como sugiere la coordinadora del grupo de investigación sobre Transiciones Académicas y Laborales (TRALS), Pilar Figuera.

 

Fuente: educaweb